Oracion para el Señor
Hermanos más afectuosos en Cristo e hijos de la Sociedad de los Siervos de los Pobres:
Vuestro humilde padre os saluda y os exhorta a perseverar en el amor de Cristo y en la fiel observancia de la ley cristiana, tal como os lo demostré en palabra y en obra cuando estuve con vosotros, con el fin de que el Señor sea glorificado por mí en vosotros.
Nuestra meta es Dios, fuente de todo bien, y como decimos en nuestra oración, sólo debemos confiar en Él, y no en los demás. Nuestro Señor, que es benevolente, queriendo aumentar tu fe (sin la cual, como dice el Evangelio, Cristo no podría hacer muchos milagros), y queriendo escuchar tu oración, determinó que vivas pobre, enfermo, afligido, cansado y abandonado por todos, y que incluso seas privado de mi presencia corporal, aunque no de la presencia espiritual de este tu pobre padre, que tanto te ama.
Orar más:
Sólo Dios sabe por qué trabaja así contigo; sin embargo, podemos sospechar tres razones:
La primera es que nuestro Señor quiere contarnos como sus hijos amados, siempre y cuando perseveréis en sus caminos; esto es lo que hace a menudo con sus amigos, para santificarlos.
La otra razón es que Él se esfuerza por hacerte confiar, confiando exclusivamente en Él. Dios, como os he dicho, no realiza sus obras en los que se resisten a depositar en Él completamente su fe y su esperanza; en cambio, infunde la plenitud de su caridad en los que están llenos de fe y esperanza, y realiza grandes obras en ellos. Haciéndome distanciarme de vosotros, y también alejándome de vosotros de cualquier favor que os traiga alegría, Dios os da la oportunidad de elegir entre dos cosas: apartaros de la fe, volver a las cosas del mundo, o permanecer fuertes en la fe y obtener así su aprobación.
Y así llegamos aquí a la tercera razón: Dios quiere probarte como el oro en el horno. El fuego consume la escoria del oro, pero el oro bueno y puro permanece y por lo tanto aumenta su valor. De esta misma manera Dios se conforta con su buen siervo que espera y persevera en la tribulación. El Señor lo levanta y le devuelve, en este mundo, cien veces más de lo que había dejado atrás por su amor a Dios; y después, Dios le da vida eterna.
Este es el comportamiento de Dios con todos Sus Santos. Esto es lo que hizo con la nación de Israel después de haber sufrido tantas pruebas en Egipto: Los condujo por el desierto en medio de prodigios; los alimentó con maná y les dio, sobre todo, la tierra prometida. Si perseveras constantemente en la fe en medio de las tentaciones, Dios te dará paz y descanso temporal en este mundo, y tranquilidad imperecedera en el próximo.
Vuestro humilde padre os saluda y os exhorta a perseverar en el amor de Cristo y en la fiel observancia de la ley cristiana, tal como os lo demostré en palabra y en obra cuando estuve con vosotros, con el fin de que el Señor sea glorificado por mí en vosotros.
Nuestra meta es Dios, fuente de todo bien, y como decimos en nuestra oración, sólo debemos confiar en Él, y no en los demás. Nuestro Señor, que es benevolente, queriendo aumentar tu fe (sin la cual, como dice el Evangelio, Cristo no podría hacer muchos milagros), y queriendo escuchar tu oración, determinó que vivas pobre, enfermo, afligido, cansado y abandonado por todos, y que incluso seas privado de mi presencia corporal, aunque no de la presencia espiritual de este tu pobre padre, que tanto te ama.
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Sólo Dios sabe por qué trabaja así contigo; sin embargo, podemos sospechar tres razones:
La primera es que nuestro Señor quiere contarnos como sus hijos amados, siempre y cuando perseveréis en sus caminos; esto es lo que hace a menudo con sus amigos, para santificarlos.
La otra razón es que Él se esfuerza por hacerte confiar, confiando exclusivamente en Él. Dios, como os he dicho, no realiza sus obras en los que se resisten a depositar en Él completamente su fe y su esperanza; en cambio, infunde la plenitud de su caridad en los que están llenos de fe y esperanza, y realiza grandes obras en ellos. Haciéndome distanciarme de vosotros, y también alejándome de vosotros de cualquier favor que os traiga alegría, Dios os da la oportunidad de elegir entre dos cosas: apartaros de la fe, volver a las cosas del mundo, o permanecer fuertes en la fe y obtener así su aprobación.
Y así llegamos aquí a la tercera razón: Dios quiere probarte como el oro en el horno. El fuego consume la escoria del oro, pero el oro bueno y puro permanece y por lo tanto aumenta su valor. De esta misma manera Dios se conforta con su buen siervo que espera y persevera en la tribulación. El Señor lo levanta y le devuelve, en este mundo, cien veces más de lo que había dejado atrás por su amor a Dios; y después, Dios le da vida eterna.
Este es el comportamiento de Dios con todos Sus Santos. Esto es lo que hizo con la nación de Israel después de haber sufrido tantas pruebas en Egipto: Los condujo por el desierto en medio de prodigios; los alimentó con maná y les dio, sobre todo, la tierra prometida. Si perseveras constantemente en la fe en medio de las tentaciones, Dios te dará paz y descanso temporal en este mundo, y tranquilidad imperecedera en el próximo.
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